El Paisaje Cultural de Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria es, como todos los paisajes culturales, producto de una geografía determinada y de su interacción con sus habitantes.
El centro montañoso de Gran Canaria, extraordinario en su geomorfología y biogeografía, es también extraordinario por el hecho de que dos culturas, radicalmente diferentes, lo han ocupado sin solución de continuidad a lo largo de más de 1.500 años. A una ocupación prehispánica por poblaciones procedentes de la órbita cultural amazihg (bereber) del norte de África que probablemente llegan a Gran Canaria en torno al cambio de era, le sucede tras la conquista castellana de la isla a finales de siglo XV una civilización europea en los albores de la Edad Moderna. De ambas es heredera la sociedad canaria actual.
Este territorio de 18.000 hectáreas abarca zonas de los municipios de Artenara, Tejeda, Agaete y Gáldar, donde se ubica Barranco Hondo de Abajo, conjunto se encuentra en estado casi original, mostrando una forma de hjbitat heredada del mundo prehispánico y, por tanto, de gran significación para el conocimiento de la evolución, en un mismo enclave, de diferentes sociedades a lo largo del tiempo.
Muy cerca de Barranco Hondo de Abajo, en la margen izquierda del curso bajo del barranco, a unos cien metros de altura con respecto al cauce, se encuentra el antiguo poblado troglodita de Risco Caído, donde se encuentra la cueva número 6, importante por sus connotaciones astronómicas, ceremoniales y simbólicas.
Barranco Hondo constituye uno de los mayores asentamientos trogloditas de la isla de Gran Canaria. La huella de la presencia humana es absolutamente perceptible desde su cabecera, en la Montaña de Los Moriscos y a lo largo de todo su cauce. Cuevas viviendas, estaques, alpendres y bancales artificiales para el cultivo de cereales, hortalizas y algunos frutales, conforman el paisaje dominante. Hoy casi despoblado, Barranco Hondo fue hasta mediados del siglo XX, uno de los más importantes asentamientos trogloditas habitados de las tierras altas de la Isla.
Tal desarrollo y extensión de los asentamientos trogloditas, desde la época aborigen, se explica por varias razones. En primer lugar, por el carácter recóndito y fortificado del propio Barranco Hondo, con escarpados márgenes que presentaban potentes paquetes de toba volcánica donde resultaba relativamente fácil excavar cuevas. Pero, sobre todo, debido a que este barranco era extremadamente rico en recursos hídricos y, por consiguiente, también disponía de una densa cobertura vegetal. De hecho esta zona se sitúa en el límite del bosque húmedo del norte de Gran Canaria. Además, sus habitantes disponían de suelos fértiles y de los recursos que ofrecía el cercano Pinar de Tamadaba.
Las importantes estaciones rupestres de Risco Caído y Cuevas de La Paja, constituyen una prueba evidente del carácter aborigen de estos asentamientos trogloditas. Son enclaves que, junto al asentamiento de Barranco Hondo de Abajo, están incluidos en el ámbito del Paisaje Cultural propuesto en atención a su representatividad y valores excepcionales, que se complementan con las márgenes del cauce del propio Barranco Hondo.
Y aunque en la actualidad, Barranco Hondo, es el topónimo que identifica a solo una parte del primitivo asentamiento troglodita, lo cierto es que Juncalillo y El Tablado, otros dos asentamientos en cuevas que se localizan en el curso alto del referido Barranco, tuvieron que conformar en el pasado parte del gran asentamiento. Además Lugarejo, otro poblado troglodita, a la vez que importante centro locero de tradición aborigen, hoy casi desaparecido, que se localiza en las proximidades del Barranco Hondo, debió formar parte del primigenio asentamiento cuyo topónimo se ha perdido, aunque barajamos, a modo de hipótesis, que podría tratarse del legendario Artevirgo o Artevigua, que en algunas crónicas aparece mencionado como Artenara, y cuya localización primigenia nada tiene que ver con su actual ubicación.
Barranco Hondo presenta un paisaje profundamente humanizado, caracterizado por una extraordinaria profusión de bancales artificiales de cultivo, contenidos por fuertes muros de piedra seca, que se extienden desde el cauce de los barrancos hasta la cima de las montañas, pero sobre todo llama la atención la gran cantidad de cuevas artificiales que han sido excavadas a lo largo de los siglos a ambos márgenes del gran barranco: La Gloria, El Tablao, Hoya Casa, El Andén, Hoya de Moreno, El Pedregal, Era de Las Toscas, El Majadal, La Montañeta, las Lajillas, El Solapón (Según la tradición oral el lugar donde vivieron los primeros pobladores canarios) La Poza, La Hoyeta, Telde, El Pocillo, La Solaneta, La Caleta, Risco Grande, Cueva de Las Cenizas, Andén Gómez, Piedra Blanca, Baja Lobo, Roque del Pino, Risco Caído, La Solaneta, La Cueva de La Paja, Raja de Peraza, Lugarejos, Las Hoyas, son topónimos que se refieren a los asentamientos en cuevas que se encuentran en la zona.
¿Por qué se produjo tal concentración de población en estos apartados territorios de las tierras altas de Gran Canaria? Posiblemente por varias razones, en primer lugar por el carácter recóndito y fortificado del propio Barranco Hondo, con escarpados márgenes que presentaban potentes paquetes de toba volcánica donde resultaba relativamente fácil excavar cuevas. Pero sobre todo debido a que este barranco era extremadamente rico en recursos acuíferos y por consiguiente también disponía de una densa cobertura vegetal, de hecho en esta zona, como ya indicamos más arriba, se sitúa el límite del bosque húmedo del Norte de Gran Canaria. Además los habitantes de la zona, disponían de suelos ricos en nutrientes y de los recursos que ofrecía el Pinar de Tamadaba.
Barranco Hondo de Abajo. Un Conjunto histórico como testigo
El 24 de septiembre de 1993 el Gobierno de Canarias resolvió declarar Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico, Barranco Hondo de Abajo; un asentamiento rural todavía habitado que conforma uno de los núcleos trogloditas más importantes de Gáldar. La peculiaridad que justifica su notorio valor es que se trata de un poblado habitado de cuevas artificiales con cerramiento de piedra y barro, sin enlucidos de ningún tipo, de forma que se mimetiza con la pared rocosa en la que se integran, en estado casi original: una forma de hábitat heredada del mundo prehispánico y, por tanto, de gran significación para el conocimiento de la evolución, en un mismo enclave, de diferentes sociedades a lo largo del tiempo. El núcleo representativo del conjunto lo constituye el sector denominado La Poza, donde se localiza la ermita, la plaza y la escuela (un edificio que no responde a la tipología del poblado, actualmente en desuso como tal y convertido en espacio multiusos), si bien está integrado por otras agrupaciones de menor entidad como los Solapones o Telde.
Como ya se adelantaba, el Conjunto Histórico de Barranco Hondo de Abajo forma parte de un yacimiento prehispánico de grandes dimensiones que se extiende, según la Carta Arqueológica del municipio grancanario de Gáldar, a lo largo de prácticamente todo el barranco que une Valleseco y Artenara, hasta las proximidades de la Presa de Los Pérez. Un conjunto integrado por cuevas naturales y artificiales a las que pueden atribuirse funcionalidades diversas y que, como suele ser habitual, se localiza en las zonas del barranco con mejores condiciones climáticas para el asentamiento humano.