Hermoso rincón que ocupa el lugar de la desaparecida ermita de Santa Lucía, construida en la segunda década del siglo XVI a expensas de Pedro de Vega «el rey», uno de los conquistadores de la isla asentados en Gáldar.
El 25 de octubre de 1836, el obispo Romo, tras una visita pastoral al municipio, y viendo el esfuerzo que había hecho la villa de Gáldar en la edificación de su actual hermoso templo, la dona enteramente al pueblo de Gáldar, sin que se pudiera reclamar jamás por ninguna autoridad civil y eclesiástica.
A partir de ahí comienza a ser utilizada como sede de los plenos municipales, hasta finales de agosto de 1481. Demolida a medio siglo pasado, ocupa ahora su espacio un pequeño rincón con asientos de cantería en el que se puede observar el empedrado original de la ermita, así como restos de su artesonado.
Preside el lugar una cruz que perteneció al desaparecido cementerio parroquial de la «Santa Cruz» y una cerámica obra de Diego Higueras que reproduce una de las tablas flamencas que pertenecieron a esta ermita pareadas y pintadas por ambas caras con diversas escenas de carácter hagiográfico, como la representación de Santa Lucía/Misa de San Gregorio; San Juan Bautista/martirio de San Juan evangelista; San Bartolomé/Santa Inés y Santa Catalina de Alejandría/La Magdalena, que atestiguan los contactos comerciales entre Gáldar y Flandes (Bélgica) por medio del incipiente negocio del azúcar, el ‘oro blanco’ a través del que se estableció una ruta cultural atlántica. Las pinturas, atribuidas a Gunmart de Amberes (c. 1525-1590) y al taller del Maestro del Papagayo, se conservan como las obras de mayor valor de la Casa de Colón, en Las Palmas de Gran Canaria.